La lucha incesante.

La lucha incesante
Alborea breve el sueño, sin él me evado,
por la hendidura estrecha del ocaso.
Batalla vencida de infiernos febriles,
donde el verismo hiberna sin majestad.

El cobijo sin abrigo, del norte frio,
araña sin entrañas, siniestro complot,
que deja sin luna, a oscuras, mis noches.
Buscando ese Leandro de paz que me llama.

Intuyendo el final, más cerca que lejos,
en el gran manantial, digna tregua bebo.
Nado entre turbulencias sin cansarme,
Subida a la grupa, en arriesgada utopía.

Sé que existe, vasta corona con reino,
Escondida en el rellano de silencios.
Con bata de cola, vaga, exhibiéndose.
Con abanico en mano, cantando soleá.

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“Se siente el llanto del pueblo

quejió del alma del poeta,

grito, perdido en el viento”

¡Ay yayayayay,"

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