Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 18 de marzo de 2009

Tarde de domingo

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Tarde de domingo

En esta tarde de domingo, donde el sol parece asustado, ese brillo característico de un cielo que está aparentemente limpio. Su azul tiene una capa que difumina el color, emborronándolo, sobrecargando el oxigeno, de tal forma que el ambiente resulta algo eléctrico y el ánimo se crispa, dejando una sensación de vacío y alarma. Pendiente a algo y no se sabe que, inquietud, incertidumbre, un desasosiego, que sin querer, te obliga a mirar el horizonte esperando un cambio.
Para mí los días no laborables, son extremadamente agitados. En casa, salen y entran todos, los que residen, los que están fuera durante la semana, familiares que vienen de visita y amigos. Es un trajín, donde no percibes el paso de tiempo, y aún menos la forma en que se apodera el cansancio de tu cuerpo. Tienes que ser, madre, esposa, hermana, amiga, confidente, enfermera, anfitriona, sin olvidar tus obligaciones rutinarias de todos los días que se incrementan al doscientos por cien.
Generalmente ante esta perspectiva, yo me sublevo un poco, reivindicando mi espacio y un poco de tiempo libre. Quizá nunca le pongo el énfasis necesario para que me tomen en serio, a pesar de que he llegado a pedirles además del divorcio, medidas provisionales de alejamiento. Se ríen y me dicen que ellos no están de acuerdo y que no existen los motivos.
Extrañamente, en este domingo, todos parecen haber desertado, ni un alma entra por esta puerta, y yo tonta de mí, estoy que no me hallo. Pienso, que quizá surtieron efecto mis amenazas y mis quejas. Sin proponérselo, parecen haberse puesto de acuerdo para dejarme sola en este extraño y confuso domingo de marzo.
En mi soledad, mi mente se evade, se dibujan cosas y vuelve la niña que fui, que recurría a su amigo inexistente, aquel con el cual compartía confidencias. Para ella, era un pirata, que le contaba aventuras de la mar. Muy pocas personas conocen esta parte de mi vida, casi estaba archivada en los pliegues pegados de mi recuerdo, donde se refugian las cosas más intimas en incomprensibles por el resto de los mortales, de las que rara vez hablo, por no parecer alguien extraño. Cosa que podría dar a entender que tengo miedo al ridículo o a ser cuestionada, para nada. Sencillamente, es complicado explicar que mi mente jamás se para, siempre esta imaginando, creando y al mismo tiempo, tengo una enorme necesidad de contar, de dar vida a todas esa formas que caminan como sombras por mi interior.

Pirata que te alejas tanto
Ya no eres ni recuerdo.
Absurdo juego de la niña,
que se inventó un amigo.
Su compañero de juegos
En su mundo imaginario.
Donde atravesaba el mar,
a través de tus cuentos.
Juguete de terror, las muñecas.
Absurdo, si no se entiende,
la imaginación si es ferviente,
ve más allá, y más aún siente.
¡Que hace su mente de niña!
Inventa su propio juguete,
Según piensa y lo imagina,
lo diseña como ella lo quiere.
Sin cuerpo, que ocupe lugar,
no puede arrebatárselo nadie.
No estorba en la cartera,
ni necesita hueco en la maleta.
Es parte de su imaginación.
Su secreto, guardado con esmero.
Su pirata, que le cuenta aventuras,
en sus viajes atravesando los mares.

2 comentarios:

  1. Qué palabras más sentidas...
    Qué poema tan precioso...

    Gracias por la calidez que llega...

    ABRAZOS.

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  2. Sabes que este domingo me llegó dentro.
    Te desnudaste ante una incertidumbre.
    Eso no es fácil.
    Y lo hiciste con la delicadeza con la que sale una mariposa de su capullo.
    Para volar hacía un poema.
    para surcar un mar en compañía de un pirata y dejarnos soña y..soñar...
    Gracias

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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"