Soledad

Soledad

Una gris soledad puede más que el fantasma de la muerte. Saca del exilio la perezosa tristeza que nutre la vida de un vacío y prolongado ocaso.

Soledad que atenaza la vida del que a nadie importa. Es un mismo sueño, se agarra a las entrañas del que duerme y lo vive cuando despierta.

Soledad que sustituye a la vida. Es una legendaria pesadilla, que baila una danza triste, en el amanecer de aquel que la padece.

Soledad que prolonga los días grises, se siente, se padece, te aparta de todos los que te hacen falta.

Soledad triste, soledad propia del perro callejero, que camina sin dueño y sin rumbo, con su fiel compañera de maleta, la tristeza.

Soledad del hombre, soledad de la mujer, humanos que sienten, con un corazón que late, no son menos personas, son los olvidados.

Soledad que sirve de tumba de la vida, arrincona lo bello en un recodo oculto de la sin razón y se percibe en el brillo seco de los ojos.

Soledad que viste de eterno luto la vida, guardando en el baúl de la indiferencia, la luz y el color que tiene el horizonte, por donde se despierta el sol.

Soledad que se olvida, soledad que no se inventa, nubla la alegría, la esperanza, atenaza la existencia con una cruel espera, amparando una letanía que danza de acuerdo con la muerte.