Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 21 de marzo de 2009

Recuerdos



Recuerdos

En mi vida cotidiana hay siempre una constante, sobre todo cuando medito o pienso. En mi memoria aparecen retazos de todo lo que llevo vivido hasta ahora, que intentan de algún modo orientarme sobre el por qué de mi conducta, de mi forma de ser y de sentir las cosas. No cabe duda de que, lo que somos, tiene una parte genética, pero es mucho más marcada la aprendida. Creo que todos tenemos en nuestra vida, alguien que nos ha marcado, que en cierta forma a dirigido nuestro aprendizaje de las cosas, sin necesidad de imponernos su forma de pensar, sin destruir esa lucecita que nos da la exclusividad individual, que jamás se debe perder. En mi caso, esa persona fue mi madre, para mí fue algo más que madre, si es que eso se puede superar, sin duda mi mejor amiga, nadie de este mundo me llego a conocer tanto como ella, ni siquiera yo.
Cuando leí Cuentos para pensar de Jorge Bucay, me hizo sentir como en casa, esa terapia la utilizaba mi madre con sus hijos, con mis primos e incluso con mis amigas, cuando le preguntaban algo. Ella sabía muchas historias, porque siempre fue una gran lectora. Solía decirme que la respuesta a lo que buscas te la da la vida, pero la orientación para poder encontrarla, está en un libro.
Esta tarde hablando con mi hija, intenté recordar una historia que ella me contó en algún momento de mi vida. Lástima, no pude contarla tal como era, por que apareció en mi mente como algo repentino y fugaz en respuesta a algo que mi hija me preguntaba. La invente en parte…
…Estaba un hombre sentado en la orilla de una laguna. El sentía mucha curiosidad por saber la profundidad de esta. Había estado allí otros días, contemplándola y dejándose llevar tiraba piedrecitas al agua, esperando saber por el sonido de esta al llegar al fondo, si la distancia era muy grande. Solo sentía el chasquido de la piedra al encontrarse con el agua, nada después, eso le hizo llegar a la conclusión de que el fondo de la laguna debía de ser demasiado profundo. Aquel día llego provisto de una cuerda de larga extensión, le ató algo pesado en uno de sus extremos y la lazo al agua, con el objetivo de que cuando llegara al fondo volverla a sacar a la superficie y de esa forma saber los metros de profundidad que la laguna tenía. Estuvo mucho rato, hasta llegar agotar toda la extensión de la cuerda, pero la laguna seguía exigiendo más cuerda para alcanzar su fondo. El hombre concluyó su hazaña por el momento y decidió volver al día siguiente con una cuerda mucho más larga, pero al intentar sacar la cuerda de la laguna, de ella se elevó una voz que le decía:

“Podrás traer una cuerda más larga
y otra después, jamás su final hallaras.
Esta es la laguna de la vida,
y como la vida, tú pasaras por ella,
acabaras y su final no vivirás,
como no lo vivirán
los que detrás de ti vengan.
esta laguna no tiene fondo, Como la vida,
ni final, ni todas las respuestas
que de ella te hagas las podrás resolver,
como la vida, un enigma es”


Seguramente he cambiado demasiado la historia, mi objetivo al contarla, es que si alguien la reconoce, pueda contarme la historia original.

1 comentario:

  1. Todavía estoy sumergiendo la cuerda cada día, y no hallo respuesta...y en ese ejercicio vano, se me está yendo la vida.
    Quisiera todas las respuestas...y la angustia es gigante, nadie contesta.

    Caló muy hondo en mi tu entrada de hoy.
    Gracias mil!!!

    Silvina

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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"