Cita
He seguido tu voz como un cometa
persigue un norte a que
adherirse,
pensando que eras mi gran
galaxia.
Un camino de luz emitiendo
señales
a una fe nueva que abría a mis
ojos.
Por eso este cuerpo ajado de
estrellas,
derrotado de sinónimos, se te
abre
concertando una cita, aún no
nacida
a mi piel herida, a fuentes
colgantes,
que no saben de florituras
aguadas,
que fantasea con tus huellas
dactilares
escribiendo poemas en mi
contorno.
Pienso en cada calle sonriente,
predicadora de posibles destinos,
por la cual holgazanea mi pereza
asimilando el melómano tránsito
por el que trepa el tumulto,
siempre
ataviado de geométrica felicidad.
Quizá no encajo en sus abyectos
carteles, iluminados de eclipses
asfaltados en sus oscuras
sombras.
Y se me hace difícil adentrarme,
conseguir la cita por derechos,
necesito de tus manos, la
rúbrica.
Sabrás, estudioso de las leyes
corregir tus errores esmaltados
en la periferia de mi afable
piel.
Beso, a beso, esparciendo versos,
esgrimiendo, respirados a mis
células.
Gemidos de una lírica palpitante,
flor del deseo que a mí me
regalas,
tatuada, y exhalada en mi boca,
como una ofrenda a lo perdurable
queriendo ser eterno solo
conmigo,
y por eso me cubres con tu
nombre,
ayudándome a subir a tu nebulosa.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"