Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 22 de abril de 2019

Qué bonito



Qué bonito 

Qué bonito  es el vestido,
lo pintas de fresco aire.
Fruto dulce del sembrado
narrado sobre las horas,
que animosamente pules
sobre el arrullo del canto,
que me duerme abrigada
para luego en tu sueño,
ser balada despertándote.

Qué bonito es el murmullo,
parece río, agua que habla
del mar al que va sonriente.
No es agua, ni afluente de río.
Eres tú, mi cantor, mi juglar
imperecedero en el  instante
donde el reloj no es peregrino
extraviándose en el  viraje voraz
dado por el tiempo inagotable.

¡Qué bonito!, Qué bonito
eres, si puedo soñarte,
si puedo tocarte ahora
que me deja el sueño,
sin ladino reloj, sin horas
esclavas de la obligación.
Qué bonito inventarte
más allá de la cruda realidad,
como tú y yo solo sabemos.


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