Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 3 de agosto de 2020

Alarma



Alarma


Será suficiente caminar, pensamos,
la distancia entre todos los días,
como un adosado hábito al respirar,
más propio de un insensible vegetal,
que de la vestimenta de luz y vida
dando identidad a toda la floresta.  

_Miradme a ver si me encontráis_
Dice el perfume al arroyo seco
de las aguas de la indiferencia.
Por no llevar, no llevan sal,
ni el vino que mitiga el hambre  
de las alegrías de la esperanza.

Caricaturesco y burlón el destino,
minimalista en su estética imposición.
Nos corta las flores crecidas
en nuestras lenguas hambrientas.
Como aquel ramillete de sueños
colgado como guirnaldas al cuello.

Por poder, podemos hacer tejado, altar,
acomodar al miedo con disciplina.
Aún no habrá bastante con el rezo,
para hacer habitable su oscura aura
sin que te clave sus bífidas espinas,
sin ser rosa, mora de zarzal silvestre.  


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