Alarma
Será suficiente caminar, pensamos,
la distancia entre todos los días,
como un adosado hábito al respirar,
más propio de un insensible vegetal,
que de la vestimenta de luz y vida
dando identidad a toda la floresta.
_Miradme a ver si me encontráis_
Dice el perfume al arroyo seco
de las aguas de la indiferencia.
Por no llevar, no llevan sal,
ni el vino que mitiga el hambre
de las alegrías de la esperanza.
Caricaturesco y burlón el destino,
minimalista en su estética imposición.
Nos corta las flores crecidas
en nuestras lenguas hambrientas.
Como aquel ramillete de sueños
colgado como guirnaldas al cuello.
Por poder, podemos hacer tejado,
altar,
acomodar al miedo con disciplina.
Aún no habrá bastante con el rezo,
para hacer habitable su oscura aura
sin que te clave sus bífidas
espinas,
sin ser rosa, mora de zarzal
silvestre.
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