Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 10 de diciembre de 2018

Al llegar la primavera



Al llegar la primavera

Que no se ofenda la primavera,
ni la flor más bella del cerezo,
por ser tú en mi esa fresca lluvia,
que sin llanto, dentro me florece.

Sí, que no se ofenda el azahar,
ni el oro caído del rayo de sol,
por ser música en tu mañana,
y tú un amanecer en mi piel.

Que no me envidien las aguas
que riegan los verdes prados,
las venas dormidas de la hiedra
por subirte el sendero a tu valle.

No, que no me envidie la sabía
que alimenta el alma del árbol,
ni los pájaros volando sus ramas,
bebo un manantial, tú siempre.

Por eso al llegar la primavera
lo mismo que ella hizo al cerezo,
con todo tú, en mi centro yo haré
una hermosa romanza en verso.  


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