“Aparentar más letras que ser”, es una de mi frases,
la que suelo utilizar para reflexionar sobre esa necesidad del ser humano en
presentarse frente al mundo y los demás como algo que no es, que no tiene, que
no puede alcanzar, como si el tener, o la diferencia que ve en el otro, le
pudiera hacer mejor, o lo que es peor, considerar superior al otro, por aquello
que es, y posee, y por eso la necesidad de crear una apariencia errónea de ti,
por ese complejo de inferioridad. No se es grande a nivel humano, ni en nada,
diría, por lo que se tiene, existe “el hombre pobre”, es cierto, sin embargo,
es mucho más pobre, aunque nade en la abundancia, “el pobre hombre”, y no porque
tampoco lo sea en solemnidad, para qué ceremonias que te presente en algo que
no restablece la equidad, que te aleja de ti, de lo que eres realmente.
Buscamos la felicidad y sin embargo, no sabemos hallar
nuestro equilibrio, ese que nos podría dar la estabilidad, la seguridad de que
a pesar de la dureza que puede significar la lucha con la vida, día a día,
posemos la solidez saber lo que somos, y exhibirlo con dignidad, pues nadie es
más que nadie, por mucho que pienses que alguien es más afortunado que tú…, quién
sabe qué ocurre tras de cada puerta, por muy afortunados que parezcan los
habitantes de una casa?....
Gracias a todos… Feliz Tarde… Besos
Pintor Nicola De Luca, 1953 de origen Italiano.
Retratos Artísticos Pintados a Lápiz de Mujeres Jóvenes
Pinturas al Óleo Sobre Lienzo. Hiperrealismo
Para qué
Cae a mis pies la danza
de la hoja con su perfume
a clima herido, caducado.
Arrastra las espinas azules
que me regalaste por Marzo,
cuando la desdicha de la yerba
de recuerdos hechos despojos
también lloraba la tarde.
Se ha ido contigo la huella,
el quererte, el esperarte.
ahora eres canción lejana,
enamorada de sus registros
fónicos en un
pentagrama
de tiempos, notas discordantes
en un silencio roto, que destroza
en distancia lo que hemos sido.
Sencillamente la primavera
te ha pensado en el romance
de los olivos octogenarios,
siempre con los años a cuestas,
arrugados en sus vientres.
Allí el sabio tiempo te trata,
te suscribe en sus anales,
y tú equivocas sus cortezas.
El perdón es el único tranvía,
ayer, hoy, al que mañana subiré,
pues hay girasoles
todavía,
mirando la verdad en el cielo.
Para qué al olvido llamar.
Para qué le he
preguntado
a esta soledad frustrante
que nos ha dejado separados.
Cuando la huella se va tras del que se fue, significa un cambio, la aparición de un nuevo proceso o de algo mayor, de un nuevo tiempo. Lo cual no indica felices ánimos, puede que sí, puede que no.
ResponderEliminarPero siempre, y en todos los casos, ser lo mejor que se pueda ser -aún sabiendo que hay mejores que uno o que tienen más- es lo ideal para eso que llamamos conciencia propia.
Como siempre, reflexión y poema ofrecen desde vos, un cuerpo muy compacto.
Te dejo beso de fin de semana.
Hola navegante…
EliminarPues sí, son caminos que han ido de la mano, en común y el destino, la mala fortuna lo bifurcó en direcciones opuestas, se acostumbran, ahora a la soledad del trayecto, pero es la cicatriz de una herida, duele con los cambios climáticos, y entonces, hay que exorcizar esos fantasmas de tu aire, que mejor forma, que moldeándolo a conciencia con esa arcilla tan manejable que son las letras….
Gracias por estar ahí Navegante, me estimulas mucho, es cierto que me gustaría seguir leyendo tus cosas, y no sé donde… entro de vez en cuando en tu blog, por si actualizas, de todas formas, ya me dices tú… ok?...
Besos miles