Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 25 de junio de 2016

Seré


Seré

Seré río cuando el agua se agote.
Seré mar cuando no haya ríos.
Serena llora la mañana su rocío,
mientras clava sus pupilas
en el despertar del horizonte.
Sin saberlo la madreselva trepa,
abre sus parpados en mi alfeizar.
A veces coral, y otras, acantilado,
según la nebulosa en la aurora
descubre su enagua a la estepa,
y el sol se toma su primer café.
  
No sabrían las abejas extraer
sus pensamientos de gloria,
en la esperanza de la dulce miel,
exudada sobre las arenas
en las sufridas y silentes playas,
de tantos mares embravecidos
escupiendo sus humores.
Triste agonía la de las olas,
va derrapando su polen,
por cada lagrima vertida,
al ir subiendo las mareas. 

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