Seré
Seré río cuando
el agua se agote.
Seré mar cuando
no haya ríos.
Serena llora la
mañana su rocío,
mientras clava sus
pupilas
en el despertar
del horizonte.
Sin saberlo la
madreselva trepa,
abre sus
parpados en mi alfeizar.
A veces coral, y
otras, acantilado,
según la nebulosa
en la aurora
descubre su
enagua a la estepa,
y el sol se toma
su primer café.
No sabrían las
abejas extraer
sus pensamientos
de gloria,
en la esperanza de
la dulce miel,
exudada sobre
las arenas
en las sufridas
y silentes playas,
de tantos mares embravecidos
escupiendo sus
humores.
Triste agonía la
de las olas,
va derrapando
su polen,
por cada lagrima
vertida,
al ir subiendo las
mareas.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"