Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 9 de mayo de 2016

Allá


Allá

La huella del presagio sobrevive,
le abre la ventana a las estrellas.
A ellas, dormir es solo aritmética,
sin calles anexas al regreso.
Desgarrar la sed de la memoria
antes de que en su alcoba se seque,
dejada de su tersa dulzura.

Morirá la risa en tu cabello,
será caricia dolida errante,
en los años que se te destierran.
Tantos vacíos que en mi se quedan,
un adiós de valor torturado,
con la voz de las lágrimas muertas,
en ojos cansados que se cierran.

Nada será eterno en el amor
ni con subordinadas suplicas 
a ese dios de silente papel.
Vendrá después el hambre en la ausencia,
pétreo corazón macerado.
El tiempo no tiene conciencia
ni tiene sombras en los parpados.


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