Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 24 de septiembre de 2012

La carta



La carta

Estoy aquí, esperándote,
guardada por el remite de esta carta,
¿Eres tú acaso el destinatario?

Me escribieron con mayúscula
y ahora a tus ojos soy invisible.
Se agotó el manantial de tu pasión
mucho antes de recibirme.

¿Cómo despierto de este sueño inventado?
Me desgarra el alma como navaja
este amor que empieza por su final.
Y no encuentro los arroyos en el paisaje,
ni los juncos, para adherirme a tu orilla,
ni me sana este sobre que me guarda
si no me das de tu tinta para que perdure.

Se diluye como fantasma la letra…
Mírame, una vez más, y encuéntrame,
que tu estilográfica se reconozca
en el vértice que equidistan 
cada una de mis caderas,
antes de perecer en el olvido
en este buzón de correos…

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