Un cortejo de minutos insomnes
pasean mis horas lentas, esta noche,
como una sarcástica luna
que se niega a vestir de blanco.
Un alma que desnuda su dolor,
para poner venda a las heridas
abiertas por la tormenta de hielo,
de un azar arbitrario e insolidario.
Una guadaña que corta el cielo
en dos hemisferios interminables
para ahogarme en ese mar inmenso
de un cosmos de marea hambrienta.
pasean mis horas lentas, esta noche,
como una sarcástica luna
que se niega a vestir de blanco.
Un alma que desnuda su dolor,
para poner venda a las heridas
abiertas por la tormenta de hielo,
de un azar arbitrario e insolidario.
Una guadaña que corta el cielo
en dos hemisferios interminables
para ahogarme en ese mar inmenso
de un cosmos de marea hambrienta.
¿Te he dicho alguna vez, que a veces lloro?,
Lagrimas secas, que quieren abrazar
en ese silencio que la soledad lleva
Como túnica de hábito, por una penitencia
que jamás caduca en el dolor de sus prisioneros.
Lloro a la benevolencia del viento
que trae y se lleva ese olor tan tuyo
de corsario de los mares de los tiempos,
asaltando momentos robados,
que jamás podrán quedarse contigo…
Y a esa resignación que arruga tu piel,
mientras se oscurecen tus ojos,
por la mirada que sin saber perdiste,
en el desarraigo que traen los años
cuando sientes que de ti se han olvidado…
Lagrimas secas, que quieren abrazar
en ese silencio que la soledad lleva
Como túnica de hábito, por una penitencia
que jamás caduca en el dolor de sus prisioneros.
Lloro a la benevolencia del viento
que trae y se lleva ese olor tan tuyo
de corsario de los mares de los tiempos,
asaltando momentos robados,
que jamás podrán quedarse contigo…
Y a esa resignación que arruga tu piel,
mientras se oscurecen tus ojos,
por la mirada que sin saber perdiste,
en el desarraigo que traen los años
cuando sientes que de ti se han olvidado…
¡No…!
No quiero hacer preguntas
donde hay que coser costuras
a los sueños rotos…
¡No…!
No quiero construir razones
que se caen por no tener pies,
aunque me exhiban su cabeza…
¡No…!
No quiero mirar los ojos del acantilado,
no tengo alas para poder volar
buscando su hipotético fondo.
No quiero hacer preguntas
donde hay que coser costuras
a los sueños rotos…
¡No…!
No quiero construir razones
que se caen por no tener pies,
aunque me exhiban su cabeza…
¡No…!
No quiero mirar los ojos del acantilado,
no tengo alas para poder volar
buscando su hipotético fondo.
¡No…!
Que intensidad , me encanta
ResponderEliminar"Un alma que desnuda su dolor,
para poner venda a las heridas
abiertas por la tormenta de hielo,
de un azar arbitrario e insolidario"
Cuando se desnuda el dolor, es mas facil curarlo
Es muy hermoso, saludos