Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 21 de febrero de 2009

DESAMOR




DESAMOR

Se eleva el Ciprés en la llanura,
un gigante escondiendo sus raíces en la fértil tierra.
Brama el viento acompañando su tristeza,
son los silencios rotos, contemplando su llanto.

El duelo por tantos amores muertos.
¡Pobre Ciprés!, No muere el amor, es eterno,
solo hiberna porque llego el frio invierno,
despertara con la primavera y vestirá de flores el campo.

Tu triste llanto se volverá un melodioso canto,
que tendrá de coro, todos los trinos de los pájaros.
Susurros armonizan con la quietud del silencio,
en tu pensamiento melodías suaves serenando tu ánimo.

Los sientes, los esperas deshojando la inquietud,
que atenaza rompiendo la tranquila pasividad de tu vida.
Necesita el amor serenar el implacable fuego
que le quema como a hoja seca, caída en tenue llama.

Resiste despacio, deshaciéndose en el crepitante consumo,
temiendo ser solo humo, en la eternidad del tiempo.
La plenitud en el amor, son también lágrimas,
sentimientos desbordados, no son buenos ni malos.

Extraños entre tanto apogeo de sensaciones aglomeradas.
Despertando la alarma de todas las palabras cómplices,
que se hayan dormidas. Queriendo ahogar el miedo,
que asusta al corazón y no le deja abrigar a ese niño que es el amor

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