Por última
vez
No puedo abrir la luz sin ventanas,
nunca nos veremos en sus nítidos ojos,
solo somos arquitectos de ilusiones,
y ahora, la penumbra que nos habita,
me duele, abrevia los restos inconfesos
de las cenizas del todo
incoherente,
vivido y por vivir, en tantas madrugadas
vencidas en su apología por los sueños
imposibles…, si una vez tuvieron verdad
en aquello que se desnuda de repente,
con sigilo, poblaron las desiertas tierras,
donde crece el abandono, el desengaño.
Metálico sollozado, reina su horizonte,
un azar atónito, rociado de guijarros
proscritos para el escriba arrogante,
que solo mueve sus articulados dedos
en su afán de beneficios confesables.
Por última vez, muéstrame tu rostro,
sacia de claror las sombras que ocupan
las células de nuestra historia imberbe…,
no te pares a señalizar ningún punto,
deja las comas estresadas, dormidas…
Vuelve aquí conmigo, escribamos
juntos
este párrafo de corrido, sin estaciones,
sin rumbo cierto, hasta cerrar la puerta
a un Abril , que se irá de lluvia agotado.
Por última vez, démonos este presente.
Desde el original deseo de abrir la luz, hasta el pedido final de darse el presente, encuentro versos que van enlazándose y hacen de su lectura algo intenso.
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