Tú
Tú, sobrio cielo, te abres misterioso,
a enamorarme de una orilla limitada,
prohibida en sus profundas abisales
.
Te digo al fluir la noche en tu seno,
_No dejes la niebla tocar la belleza_,
El cristal de tus ojos me conmueve,
si se vence olvidado, pálido de sentidos,
sin gestar para mí, tu límpida mirada.
¿Qué voy a hacer si no me oyes?
No puedo despertar las rosas de su sueño,
ni los trinos verdes de la albahaca
del jardín soñado, de ese corazón,
cuya luz de plata, se niega a despertarse.
Tú, me dejas en dialogo conmigo,
más allá donde amarte me yerma.
Triste colina de osados manantiales
en el extenso prado del latir desnudo.
Disoluta alborada desconcertada,
me llama a su umbral de mensajes
matinales, donde inúmera la ilusión
sus tesoros en eterna travesía sin mar.
_Son arrojos las hojas de los tréboles_
Me responde un mudo quejido,
sin desplegar la suerte en mi estrella.
..., ¡Ay, amanecer de mis días angostos!,
Tus sonámbulos silencios me duelen…
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"