Ya lo dice el aire abanicando el rostro; “Si me enamoro algún
día, me desenamorare, me desenamorare, para tener la
alegría de enamorarme otra vez”, o quizá sea una Sevillana de hace unos
pocos, muchos años? https://www.youtube.com/watch?v=LGqTVNYzFmY
…, lo cierto es que amar, sobre todo, siempre se tiene que conjugar en
presente, por mucho que se nos haya roto el verbo en el pasado, por mucho de
inverosímil, y traicionero que pueda ser, nunca hay que dejar de pasear sus
tiempos, sus modos, sus formas.., detenerse en ellas, y acariciar su piel, su
ser.
Amar es el antídoto
necesario para cambiar los tonos grises, amenazantes en degradarse en negros,
en el sentir del ser humano, en la dureza de la supervivencia, en su
incapacidad de superar ese individualismo natural, necesario, y aislante,
destructivo a la vez, por la soledad enfermiza que tanto dolor provoca… Amar,
no olvidemos que empieza por “yo me amo”, y en consonancia, desde ahí, un río
de tiempos verbales, un vergel de matices, con infinidad de registros sonoros,
colores, olores, sabores…, todos, absolutamente todos, son importantes, pues en
su necesidad de ser, dan sentido a nuestra existencia, aunque después, nos
hayan roto el corazón, o incluso, el alma, en su momento, nos sirvieron,
quedémonos con lo bueno, y lo malo, como todo lo inservible, ni para
reciclarlo…, seguir en el camino del amor, es seguir sintiendo la vida, en su
fragancia más bella…
Acércate
Acércate, llega la aplazada noche,
desplegando sus brazos entre los astros,
opaca en su piel, reclama su ofrenda.
De vuelta ahora, esclavos sometidos
bajo su vastedad seductora indomable,
somos abyectos a una pasión amilanada,
de labios vírgenes que claman encendidos,
el secreto dominio de sus cuerpos.
Acércate al llanto de las doradas luces
de la madrugada, donde se calma mi ser.
Pues, serena veo la imagen
callada,
esfinge de los tiempos de arcilla,
de los recuerdos perdidos en el aire.
Preludiar mágico la flauta respira,
cadencia aguda grita por rescatarte,
de tenerte entre tu cuerpo y el mío.
Acércate, solicito, espérame desnudo
de cerraduras, de corrientes oscuras.
El roce en los rastrojos de las cicatrices,
pide a la flor en llamas, su egregio centro.
Desahoguemos el tiempo perdido,
que duerman los helechos de piedra,
y dejemos el ergio latido ascender
en la magnitud del deseo de amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"