Sentimiento herido
Es otoño en el sentimiento herido
sufre de latidos cobrizos y ocres.
La infancia perdida sobre las rosas,
languidece en el jardín eterno.
Árboles resintiendo sus raíces
al igual que las notas del violín,
rotas en llanto, caen de sus párpados
furtivas, tristes y desgarradas,
mecidas como niñas, en un aire
que trae en sus alas unos cimientos
oscuros, amenazando una lluvia,
de melodía profunda, e infeliz.
Viejas sombras habitan la sangre
en ese viraje que no cura el dolor,
pues el fluido río que la lleva,
estremece, aprensivo su cauce
al doblar esquina con un designio,
acogido de intruso…, amargo cáliz!.
Inmóvil memoria transita veredas,
poblando bosques hirvientes
por mi pecho, apenas desnudo
de la sombría tela de la derrota.
Hiela el recuerdo escrito breve,
afrenta primogénita nacida de mí.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"