La caída de Ícaro
(Dédalo crea alas de cera para él y su hijo
Ícaro, pero Ícaro se aproximó al sol demasiado, y la cera de sus alas comenzó a
derretirse y cae al mar… )
Mito
Quedó proscrita
la fiesta a guardar
en esos días
sin tacha por vivir,
cuando un nítido
domingo
se me cayó
el mito a los pies.
Sobrepasado
de idiosincrasia,
de barro el
duelo de su perfil…,
corría,
corría muy rápido,
huérfana de
las venas del ayer,
del vértice suave
de la ternura,
porque la
vida corría tras de mí.
Sufragada de
gastos perlados,
andariega luciérnaga
disonante,
sin demoler pasillos
de piedra
encontrada
de dulzura, allí,
donde la
pérdida hace hueco.
Mal, hallado
y disconforme
como las
cenizas de Pompeya.
Balancín penúltimo
del arcoíris,
sin majestad
que rodea a los faros
en el cristal
del tiempo variable.
Ligero de
reloj en la tormenta,
de la
química del gesto hechicero.
Tan solo
eres un rápido en el aire,
sin ojos en las ventanas del alma.
Abierto tu baúl lo tiras a la raíz
sin ojos en las ventanas del alma.
Abierto tu baúl lo tiras a la raíz
incorpórea, huyendo
del asedio.
Estabas de
gracia y te me caíste,
mito dejado
de la celeste bóveda,
hijo de lo
inventado, inverosímil
necesidad
ser reflejo en el espejo.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"