Nunca
Despertarte en
la mirada del dolor
en la gélida ventisca
de la pena,
después de
buscar quimeras
en los sembrados
baldíos,
de esperar que
sangren las piedras,
suplicando a un
dios indiferente.
Ves cuanto son
de peligrosos los ladrillos
construyendo
sueños imposibles,
abriendo puertas
a los espectros sombríos,
permitiendo anudar
dudas a la oscuridad
elevando estrechos
puentes de secretos.
Nunca podrá
florecer la esperanza
Con la primavera
de la flor del almendro,
en el universo
de la preñada tierra.
Nunca será la
paz una mano abierta
ni la polisemia la
palabra generosa.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"