Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 4 de marzo de 2016

Latido


Latido

Siempre me persigue la misma sinfonía
me viste con su voz de terciopelo
capaz de dormirme con el beso del tiempo.
El momento se desconcierta sobre mí,
no hay ríos navegables en la piel olvidada
abandonada del aliento del agua,
que temprano enamoró los sudarios,
con sus voraces bocas hambrientas de luz.

Me queda tanto por decir al viento
que el iris se me escapa de los ojos
al verter las rosas sus pétalos cansados
a las espinas adheridas a la inocencia.
Aún no ha terminado su discurso,  
aún no está desnudo de instantes
el amor que duerme en los estanques,
aquel que supo despertar a tiempo
para ver los ojos del milagro de la vida.

Haremos juntos ese viaje de existir
con sus calladas raíces en los misterios.
Tierra, agua, aire, fuego, es ese cuerpo,
quizá aprenda a volar en los azueles cielos,
a callar las abrasivas bocas de los volcanes
pelear las olas en tantos mares inciertos,
a calmar la sacudida del esternón de la tierra…

Cuando ya la letra de la canción se agote
Y cada nota se nutra de despedidas
no habrá pájaros en la cuna del árbol
durmiendo el palpitar de sus hojas
al caer la bífida lengua del invierno,
estarán ausentes de la realidad exánime.

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