Intangible
Triste guión
escribe el destino.
Subiré al
escenario resignada,
ciclópea autodisciplina
en cada acto.
Terco y
despiadado anatema
impertérrito en
su exégesis,
consolidado entre bastidores.
Despacio se
descalza el sol
en la apagada
ovación del viento.
Por fin es sordo
el infame rugido
escapado de la
voraz garganta
de la tormenta, al
claudicar.
Son las silabas
de la tarde
de llameante y brillante
ensoñación
las que caprichosas
a mi me llevan
a bailarle al sereno
mar de fondo…
Cae, y cae la lluvia del deleite
acariciando mi
fatiga con su delicada risa .
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"