El fruto de mi deseo
Mi cintura puede ser tu camino,
agitada, bebiendo de tu sed
entre los suspiros que a paso lento
se pierden en el palpitar de tu
tierra,
extrañada de la estrofa derramada
en la desnudez de la llama de mi
boca.
El deseo y el beso es nuestra flor
sembrada en la cala
de cada latido.
Linderos de fuego rompiendo
distancias
arropando mis labios con los tuyos.
Cabalgando esta frondosa fogata
explorando la pasión a rienda suelta.
Surca mi cuerpo con tu mirada hambrienta,
asístete a mis quebradas montañas,
aún nos queda trecho hasta encontrar
la luna,
hasta que tu anhelo se bañe en el rocío
que despierta la vida en el ardor de mi centro.
Acabemos dormidos de placidez
descansando sudores, venciendo gritos
al regalado arrullo del silencio,
por tu osadía profanando mis entrañas,
arrebatando el fruto de mi deseo.
El que tienes rubricado sobre mi piel.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"