Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

domingo, 9 de abril de 2017

Aserto



Aserto

Como aquí y ahora todo cambia,
en el fondo un enigma, implorando,
porque limpiar las impurezas al aire,
no descorre las cortinas en la niebla
paralizada en el envite de los designios.

Hay huellas en mis manos de cicatrices,
dentro de mi corazón, zafiros con vida
de verdad acuden a mis arterias, invictos.
Un blanco relato mostrando sus pieles
sin etiquetas, allí donde arbolan sus islas
al concierto del mar a un mundo abierto.

Si estuviera ausente de yugos, de sables,
podría soldar la espinada memoria,
buscar incluso, la risa en los océanos,
en mi empeño de sentirme escultora fiel
de lo equitativo ante la vestida justicia.

Aprender la ortografía del pensamiento
no es fácil, tampoco enviar un mensaje
al alma, y que ésta, atildado responda
de mi viaje de vida en el tranvía asignado.
De las arrugas que le tatuaron mis errores
empeñados en adiestrar mi razón personal.


1 comentario:

  1. Coincido en que no es fácil aprender la ortografía del pensamiento, pero al menos que bellamente expuesto lo dejaste aquí en tu poema.
    Sin dudas sos una escultora fiel de aquello equitativo (veo un buen balance en todos los versos.
    Saludos desde el sur del mundo.

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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"