Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 22 de enero de 2010

LA PASTELERÍA

Muy señores míos/as, el relato que os presento hoy, no es de mi cosecha, es envidia de la mas cocina que existe, y un robo practicado por la puerta de atrás del blog de mi amiga Brushi; http://elrefugiodelabrujilla.spaces.live.com/blog/cns!FFD5F8760DF2FBDF!3460.entry
Con la máxima cara dura de la que soy capaz, “no os preocupéis”, ya me confesare el lunes. Hoy se queda aquí, para todos vosotros para que os deleitéis a gusto, con su buen hacer.
Ah!!, Otra cosa, me gustaría pediros a todos aquellos que no la conozcáis que paséis por su blog, es una genia del relato y el de su entrada de hoy es todo un lujo…. http://brushi.blogspot.com/2010/01/la-gran-diva.html
Besos a todos y feliz fin de semana.
Antoñi

LA PASTELERÍA

Durante mi andadura laboral, conseguí un trabajo de comercial en productos pasteleros, mi labor durante aquél tiempo, consistía en ir visitando pastelerías, sobre todo de las más céntricas y novedosas en la elaboración de todo tipo de productos pasteleros, tartas de todo tipo, pastelillos ingeniosos, incluso dulces elaborados con motivos eróticos, si..si, productos que adquirieron mucha demanda por su originalidad, sobre todo para regalar en pareja y sugerir encuentros eróticos, penes de distintas formas elaborados con distintos ingredientes y tamaños, vaginas con formas de flores y pétalos comestibles, todo elaborado a base de moldes e ingredientes de nueva generación en las pastelerías. Un día en mi visita fortuita a una de ellas, pues tenía un itinerario programado, pero en mi aburrimiento por visitar siempre las mismas, me cogí un bus urbano que me llevó a otra zona de la cuidad, más que nada por explorar aquella urbe, a la que recién había llegado, y como siempre, suelo tener cierta tendencia a salirme de los itinerarios programados por la empresa, e indagar por mí misma.
Al bajarme del bus me encontré con un barrio chiquito, creo que había llegado al casco antiguo de la cuidad, las calles estaban empedradas y me encontré sumergida en una serie de callejuelas y vericuetos más parecido a un laberinto que a un barrio en sí, aquél barrio de primeras me pareció misterioso, saqué el mapa de la ciudad de la mochila de trabajo que siempre llevaba encima durante el horario laboral, pero no lo ubiqué, ni lo reconocí en ninguna de las zonas que el mapa indicaba.
Eché a andar algo confusa, pensando que en breve me encontraría con alguien que me aclarara de la ubicación y el nombre de aquel barrio, pero curiosamente no encontré a nadie. Cuando llevaba una media hora andando, (sin cruzarme con nadie), me sorprendió una pequeña tiendecita que hacia esquina en una de las calles, se confundía con el suelo, pues estaba empedrada de un adoquín muy parecido, me paré a leer el letrero donde decía, “LA PASTELERÍA MÁGICA, PIENSA EN UN DULCE SUEÑO Y AQUÍ LO HALLARÁS”, mi cara tuvo que ser de auténtica sorpresa en ese momento, porque nunca me había encontrado con una pastelería con un nombre tan original, decidí entrar y ofrecer mis productos, podría encontrarme de pronto con un nuevo cliente, en el que mis jefes no habían reparado, empujé la puerta de entrada y lo que mis ojos vieron me dejaron pasmada, que digo pasmada, alelada, infinitud de pasteles grandes, pequeñitos, de todos colores y sabores se plasmaron en mi retina en una especie de calidoscopio mágico, en un torbellino de dulces maravillosos colocados en distintos puntos de las paredes, estanterías, incluso en los techos, en mi confusión no pude apreciar si eran espejos que reflejaban los que allí habían o eran reales, cuando conseguí tomar conciencia de dónde estaba y de que había ido a hacer allí, busqué detrás del mostrador a alguien que me pudiese atender, pero no conseguí ver a nadie, llamé varias veces; - Por favor…¿hay alguien en la tienda?, ¿Podría hablar con el encargado?, pero nadie contestó, en mi curiosidad por tan rara situación me atreví a adentrarme hasta una esquina del mostrador, allí, vislumbré al final del la hilera de vitrinas, una puerta entreabierta, crucé todo el mostrador y me acerqué a ella, entre la luz que entraba por aquella rendija, puede observar a un hombre dentro de aquel cuarto, una especie de horno-cocina dónde elaboraban aquéllos prodigiosos pasteles, el hombre de espaldas era todo un Adonis, parecía no ser real, sólo llevaba puestos unos apretados shorts de color negro y un delantal blanco que le cubría toda la parte delantera del cuerpo, desde los tobillos, hasta la pechera, el hombre pareció intuirme porque de súbito se dio la vuelta y me miró directamente, yo me quedé paralizada, congelada al verme descubierta.
Aquel hombre parecía un ángel, con unos ojos grandes, inmensos, azules como el mar, que invitaban a perderse en ellos, ¿sería un ángel, o tal vez un demonio de labios envenenados?, con una inmensa sonrisa me invitó a pasar, se disculpó por su aspecto con aquel delantal y de un tirón se lo arrancó del cuerpo, dejando a la vista un torso musculoso, de piel color bronce, unos hombros fuertes y bien torneados y unos brazos que invitaban a encarcelarse por siempre entre ellos, brazos como colosos, no desmesuradamente musculados, pero si lo suficiente como para rodear a una mujer entera, y hacerla su prisionera, yo en ese mismo momento dejé de pensar, mi mochila se cayó al suelo e intenté articular palabra, pero no pude. El se acercó a mi lentamente, aquél hombre llevaba los dedos impregnados en un chocolate espeso, me puso uno de los dedos entre los labios a modo de que guardara silencio, seguidamente siguió acariciándome los labios con esa dulce y deliciosa sustancia, el chocolate estaba aún caliente y entreabrí los labios mientras un poderoso instinto me recorría el cuerpo y no podía resistir tal tentación.
Chupé de esos dedos con avidez, uno por uno, gota a gota, hasta que el se aproximó a mis labios y comió de aquel chocolate caliente, juntos los dos, nos deleitemos entre nuestros labios, los chupemos, lamimos y gozamos de la dulzura de nuestras lenguas salvajemente y con avidez, yo con mi manos recorría todo su onírico cuerpo, sumergida en un sueño del que no quería despertar, acariciaba sus brazos poderosos de hombre irreal, me aferraba a sus nalgas con todas mis fuerzas, recorría su pelo con mis manos, y me dejaba llevar en un frenesí loco.
El empezó a despojarme de mis ropas, en un gesto rápido se apoderó del recipiente del chocolate que aún seguía tibio, embadurnó mis senos con él, mientras yo me derretía de pasión, lamió mis pezones con avidez, mordisqueó con lentitud toda la base de mis pechos, lentamente recorrió mi cuerpo con la lengua hasta llegar a la altura del ombligo dónde se deleitó con el chocolate caliente, muy despacio introdujo su lengua en mi ombligo, jugueteó con la piel de mi barriga y los lados de mi cintura agarrándome fuerte con manos poderosas como colosos, mientras yo me derretía de placer como el chocolate caliente que caía ahora por mis muslos, y que el con una eficacia magistral dejaba caer gota a gota por mi sexo, mis muslos y mis rodillas.
Yo me encontraba en una situación de éxtasis tan fuerte, que no pensaba en quién era ese hombre, ni que hacía yo allí, los conceptos cordura y razonamiento, habían desaparecido imperceptiblemente, sólo quería dejarme llevar por aquél hombre de ensueño y el roce de su barbita por toda mi piel, cuándo jugó con mi sexo fue maravilloso, jamás en mi vida he vuelto a sentir nada igual, cuándo me penetró sentí ríos de chocolate caliente recorriendo las profundidades de mi cuerpo, de mis entrañas, lleguemos juntos al éxtasis tirados en el suelo, embadurnados de chocolate nosotros, el suelo y toda la estancia, los últimos besos fueron de lujuria aún contenida, él lamió como un gatito suave y cariñoso los restos de chocolate que aún quedaban por mi cara, por mi nariz, por mi barriga y por mi sexo, estuvimos así durante un buen rato no sé cuánto, hasta que me dormí, cuando desperté él no estaba, todo estaba oscuro, y me asusté, empecé a tomar conciencia de lo que allí había ocurrido, y me puse muy nerviosa, no sabía la hora que era, ni el tiempo que llevaría allí dormida, empecé a vestirme, pero para mi asombro no tenía un resto de chocolate en el cuerpo, ni rastro de la pegajosidad común que deja el chocolate en la piel, salí a la tienda y no había nada, sólo los resto del naufragio de una tienda ya cerrada en un pasado, aterrorizada, intenté buscar la salida, y sorprendentemente la persiana llena de robín y descascarillada por el tiempo tenía un hueco por el que poder salir.
Aliviada salí a la calle, ya era de noche y las luces de las farolas alumbraban aquella calle desierta, eché a andar en busca de ayuda, para poder encontrar a alguien que me ayudara a salir de aquel barrio tan extraño, al doblar un recodo de aquella calle, me encontré otra vez en el centro de la cuidad, justo en el mismo punto, justo en la misma parada dónde había cogido aquél autobús. ¿ sueño o realidad?, aún en estos días, tiempo después me pregunto si me quedé dormida en aquel banco antes de coger aquel autobús, el caso es que, cuando llegué a casa me encontré dentro de la mochila un pequeño pastelito de chocolate en forma de corazón con una blonda blanca en la base y envuelto en un papel de aquellos amorronados de los que se usaban en las antiguas pastelerías, que yo no recordaba haber comprado, volví a coger ese autobús varias veces y volví aquel barrio, pero el caso es que allí nadie conocía de aquella misteriosa calle. Nunca más volví a encontrar aquella tienda.

Brushi

13 comentarios:

  1. Soy la primera en comer chocolate, jejjejej digo en comentar, uf.

    Qué puedo decir, me dieron ganas hasta de dejar la dieta, y darme un gusto chocolatozo. Pero, no encuentro posible que tan magnifico sueño o realidad, haya sido por sólo una única vez!!!!!!
    Quien no pierda la compostura, la razón, o lo que se llame en un relamidos de chocolates, no es humano, quién no se pierde en tamaña experiencia!!! Cargaré con lo máximo en dinero mi tarjeta de bus, quizá si el sueño es por única vez, sea mi turno. Por favor, dejénme soñar, para eso fue escrito el relato o no???
    Que por cierto, está realmente muy bueno!!

    Ahora voy por mi chocolate, permiso señoras!
    jajjajajjajajaaaj

    Besos Antoñi, genial Brushi. Saludos a las dos.

    Anouna chocolatoza, ejem!

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  2. Muy bonito. felicitaciones a Brushi y a tí por compartorlo. Un abrazo grande

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  3. Ja!!
    Le pasó como a Joaquín Sabina y el bar de aquel pueblo con mar, una noche, después de un concierto...

    Pero... quién les quita lo... gozado???

    :)

    Besos, Niña.
    Besos, Brushi.

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  4. Buenísimo...Me voy a conocerla.

    Muchos besitos preciosa.

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  5. Gracias s todos.

    Gracias Antoñi.

    Hemos vuelto a rememorar ( yo también) aquella semana gloriosa en la que muchos de las amigas de Windows Live comimos ese imaginario chocolate mezclado con los labios y la divina piel de este pastelero de ensueño.

    Aynsss, placer de dioses!!

    Besos.

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  6. Es lo que yo digo Niñas mías, que hay pecados, que San Pedro el que abre las puertas del cielo sabrá comprender. Que una es de carne y hueso y a la que no se le desborde la lívido con este relato, algo raro le debe estar pasando, que el relato esta pensado, para el chocolatín que tan divinamente saborea el chocolate de sus tentadores dedos....

    Hacer uso de las fantasías que despierta este post, y cosechar con buen sabor el producto de este sabroso pecado a lo largo del fin de semana...
    Gracias a

    Ah, Brushita, corazón, veo que entiendes que una tenga debilidades y no me guardas rencor, jajajaja
    Te quiero preciosa......

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  7. Uno, que no le dejan comer chocolate, envidia a los que le pueden comer. Ahora será más difícil contenerme.

    Abrazos.

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  8. Manolo contenerse es sinónimo de reprimirse y eso no, que luego pasa lo que pasa, que Agosto vuelve con su calor y tenemos que usar climatización todo el año- Mejor aprovechar las bajas temperaturas, para saborear el rico chocolate, sin el problema de que se nos desparrame.... besos

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  9. ANDA QUE RECUERDO ESTE RELATO Y LA JARTÁ A COMER CHOCOLATE QUE NOS PEGAMOS..SI ESTA XULA MIA.
    MIL BESOS.MJ
    LLAMASTE AL MOVIL DE MI MARIDO..TE DJO EL MIO EN EL CORREO.
    BESOS.MJ

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  10. Antoñi... menuda entrada compartes con nosotros hoy.
    ¡¡Me encanta el chocolate y me encanta soñar!!.
    Voy a darme una vueltecita por el blog de Brushi y me voy a dormir que es muy tarde...a ver si tengo suerte con mis sueños esta noche. jajaja.
    Buen fin de semana para ti también.
    Saluditos.

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  11. Si que lo habia leido hace tiempo,jajajaja y es en verdad toda una inspiracion,ajjajjaa

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  12. Vaya, vaya, que no habia entrao yo ya por aqui, que de gente reunes antoñi!! que barbaridad!! jajajaja, veo que hay gente por aqui a la que marcó este relato y lo recuerdan..jajaja...

    Lo que no sé quién es "cuentamé un cuento", si lo leyó en su momento en mi blog, debe de ser alguien conocido para mi, pero he intentado entrar a averiguarlo y no he podido...

    En fin, q muchas gracias y me alegro de que hayáis disfrutado de estos minutos "enchocolataos", aynss! q vicio!!

    Por cierto Antoñita, q yo también te quiero...

    besos...besos...besos...

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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"