Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Amor Infiel.

La historia de un poema

Me apetece contaros la historia de este poema, que forma parte de un grupo de poemas que escribí hace unos meses, sobre mi misión del amor de pareja.
Amiga como soy de lo éticamente prohibido, que merma la libertad del ser humano y atendiendo a que mi vida es de lo más sencilla y estable (esa suerte que tengo). Para inspirarme cuando escribo y poder ser variada en los temas, yo me inspiro de cualquier cosa. Una noche de viernes a sábado, pensé en escribir un amago de soneto, porque soneto, soneto no es, para que engañarme…
Era muy tarde y como el sueño a veces, demasiadas diría yo, juega conmigo al escondite me dediqué a pasear la red, leyendo aquí y allá. Lo hago muchas veces, incluso con muchos de vosotros,…que sepáis que os espío, jajaja… En realidad solo busco mi musa, la muy truhana, se camufla entre vuestras letras y no podéis ni imaginar lo que tengo que hacer para encontrarla y poder traerla de vuelta a su hogar… Como os decía, leyendo, se perfiló la idea, de que le diría una mujer infiel a su marido o compañero, si la causa de su infidelidad fuese la poca atención y la dejadez de este y ella por rabia decidiera además de serle infiel soltárselo en la cara. En esas cavilaciones recordé un chiste que oí de niña que trataba de dar publicidad a un detergente, que según los entendidos serbia para lavar todo; los platos, la ropa, y para la higiene personal incluso. Ese milagro se llamaba “tutú”.
Decía más o menos así;
“El marido que llega a casa, y la mujer señalando la parte más intima de su anatomía femenina le dice;
- Tú ves esto que tengo yo aquí, pues me lo lavo con tutú y que sepas que otro se lo ha comido antes que tú…..”
Bueno ya tenéis la explicación del porque de mi amago de soneto, porque yo no he sido infiel jamás, ni con el pensamiento, juraíto eh, no vayáis a pensar lo contrario, jajajaja…


Amor Infiel.

Tus manos no me tocan ya, hombre arena.
El plumaje que cobija el amor esta noche,
se siente salvaje, bajo esta cúpula celeste.
Tarde acude tu sombra, triste y desangelada.

Agrietan fuerte las raíces de la madreselva,
rompiendo las corolas del sueño invisible.
Diluido en el manantial de aceite caliente,
quema el deseo contenido, libre del vacío.

Las copas del brindis, reposan hambrientas,
tintinean, palpitan asustadas por tu derrota.
Brotó el fértil rosal rojo y en mi se cobijó.

Acogedor se ha sentido el umbral de mi seno,
del amor viajero, de equipaje tan clandestino.
Colmena he sido, miel endulzando su cuerpo.

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