Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 21 de noviembre de 2009

La camisa del hombre feliz


Cuando se apagan las luces del día yo navego por la noche entre mis letras, perfilando un collage con todo aquello que va refugiándose en mi memoria, de la frenética prisa y del agobio del reloj por su necesidad de no parar jamás.
Hoy me apetece rescatar un cuento que mi madre solía contarme de pequeña, quizá porque tengo la cabeza sobrecargada de historias de luchas que no llevan a ninguna parte. Luchas que solo complican la vida y que no te aportan nada, al menos cosas que a mí forma de percibir la vida sean importantes, porque te instruyan y doten a tu alma de la paz y la serenidad que es necesaria para poder saborear las cosas bellas y autenticas que si le dan sentido a nuestro existir.
“La historia de la camisa del hombre feliz”, era su introducción para hacerme comprender que la felicidad, no es algo que se pueda comprar, ni la esconde ninguna fuente de riqueza, más bien todo lo contrario y es exactamente como ella me decía; “No es más feliz el que más tiene, si por el contrario lo es aquel que menos cosas necesita”…..


La camisa del hombre feliz

Había una vez un Rey, hombre inmensamente rico que se hizo construir un palacio de Mármol de Carrara, pero no lo quería como el de los demás Reyes de la tierra, deseaba un material único, exclusivo. Los canteros arañaban la montaña hasta encontrar la veta de mármol que agradara al señor para la construcción de su mansión. Al fin apareció ésta, de color oscuro con aguas verdes, era distinta a todas cuantas en ese momento se habían encontrado en el universo.

Hizo construir el palacio y lo engalanó con los mejores brocados traídos de Damasco, lo circundó de jardines que contenían especies vegetales de todo el mundo, las más aromáticas y coloridas flores que pudo encontrar. Se rodeó de las mujeres más bellas para que le sirvieran y de los soldados más valientes para que le guardaran. Cuando todo estuvo terminado el hombre cayó en una profunda tristeza que no podía ahuyentar con nada de cuanto le rodeaba. Consultaron a los físicos, a los chamanes y a los sanadores. Escrutaron los oráculos y nadie podía curar al hombre que se sentía tan desgraciado en medio de tanta riqueza. Hasta que un día llegó un anciano con fama de sabio. Tras estudiar al monarca sentenció que el Rey se curaría cuando se pusiera la camisa del hombre feliz.
En ese mismo instante mandó a miles de emisarios con el encargo de encontrar a ese hombre feliz y le trajeran su camisa para curar la enfermedad que le aquejaba. Pasaron unos meses, la salud del Rey empeoró notablemente, hasta el punto de temer por su vida. Al fin, lograron encontrar al poseedor del remedio para sanar al Rey.
Pero... la sorpresa de los soldados ante semejante visión desmoralizó a la tropa que no se atrevía a volver a Palacio. Comprobaron atónitos.. que el hombre feliz...
¡No tenía camisa!

8 comentarios:

  1. Y soyyy....LA PRIMERRRRR.....Olé!
    Mañana vuelvo que hoy es tela de tarde y viene lloviendo ....jajaja...
    (lo de lloviendo no es verdad, al menos eso creo) pero es que mi madre pa meterme prisa siempre lo dice así....niñaaa que es tarde y viene lloviendooo!, y es que yo en el fondo la entiendo, porque soy de pesá pa llegar a mi hora a algún sitio que harto al más paciente que me pueda estar esperando...
    En fin que me piro, que soy peor que un vampiro y no veo nunca la hora de meterme en la cama...
    Además que me enrollo más que un burrito de frijoles...
    Aleee que me voyyy...

    Un Muackss!!

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  2. La sabiduría que tenían nuestros padres, abuelos, y demás personas de esas generaciones es de admirar.

    Soy el mayor de los nietos por parte materna, cuando mis primos iban creciendo jugando algo se solía romper. Solían reñir al niño o niña; mi abuelo siempre decía: lo rompió porque lo tenemos, y encima podemos comprar otros... ¿por qué os enfadáis? Vosotros no podíais romper casi nada.

    Somos unos perfectos insatisfechos en busca ¿de qué?

    Abrazos.

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  3. Maravilloso !!!!
    Cuánta sabiduría niña...
    Si a más desnudos, si a más despojados, más felices, más libres.

    Me ha fascinado tu relato.
    Belleza y moraleja.
    Un beso gigante, gigante mi Niña!!!!

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  4. Nuestros mayores, esos a los que la sociedad los deja de lado, tienen tantas cosas por enseñar que sólo si nos parásemos a escucharles aprenderíamos muchas más cosas que lo que aprendermos caminando solos...
    Es una historia bonita la que cuentas. Yo siempre he pensado que se puede ser feliz sin tener nada, que la felicidad no depende del dinero que tengas... Pero que diferente se ve todo cuando las cosas te van mal y acabas teniendo problemas económicos...
    Ahora pienso diferente, se puede ser feliz sin tener nada, sí, pero eso es tan difícil...
    Así que ahora pienso que el dinero no da la fellicidad, pero ayuda a encontrarla.
    Un abrazo

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  5. La felicidad se lleva en la camisa del alma, esa transparente y eterea que solo dentro tuyo puedes ver

    Precioso relato y reflexión amiga

    Muchos besos

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  6. La felicidad para mi, es cuestión de actitud. De como nos tomemos las cosas que nos llegan, no hundirnos y saber enfrentarlas.
    Mi abuela cuando estaba triste siempre me decía...
    ¿Tiene solución?, si tiene solución ¿por qué estás triste?.
    Saluditos Antoñi.

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  7. Y hasta aquí llegué desde tu última publicación. Lindo el cuento, deben haber sido hermosos en que te contaban cuentos, lo envidio, no me pasó, pero otras cosas me pasaron y no me quejo.
    Un abrazo.

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    1. Hola Navegante...

      Mi madre siempre fue muy amiga de la lectura, conocía muchos cuentos e historias, y solía ilustrar las explicaciones que nos daba sobre la vida, con una de ellas, que yo he trasmitido a mis niños.... Desde luego, que tu vivencia en tu hogar, y tu madre, será diferente, de ahí los colores que el mundo necesita, para generar la luz de la belleza, por eso amigo, sin duda no es menos bella que la mía.... Gracias, siempre, por ser.... Besos

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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"