No hay rosas en mis manos
Hoy no hay rosas en mis manos,
si no las hay, quedan las espinas
pues me siento rosal celeste
derruido por los escombros
del bravío tiempo existencial.
No, hoy no hay rosas en mis manos,
juicio del estambre implacable,
negado a dejar huéspedes a la vida,
la cual recorro palmo a palmo
con la única misión de ser
espiga.
Si no tengo rosas en mis manos
¿Qué me queda por ofrecerte?
No puedo traer de regreso la
niñez,
ni los pétalos que no nacieron,
los que podrían despertar tus sueños.
Al arrullo de un nuevo aroma,
entonas una nana a mis sentidos.
Amor boreal que a mi vida naces
despejas las sombras dentadas
y a mis manos rosas le nacen.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"