Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 10 de mayo de 2019

No hay rosas en mis manos


No hay rosas en mis manos

Hoy no hay rosas en mis manos,
si no las hay, quedan las espinas
pues me siento rosal celeste
derruido por los escombros
del bravío tiempo existencial.  

No, hoy no hay rosas en mis manos,
juicio del estambre implacable,
negado a dejar huéspedes a la vida,
la cual recorro palmo a palmo
con la única misión de ser espiga.

Si no tengo rosas en mis manos
¿Qué me queda por ofrecerte?
No puedo traer de regreso la niñez,
ni los pétalos que no nacieron,
los que podrían despertar tus sueños.

Al arrullo de un nuevo aroma, 
entonas una nana a mis sentidos.
Amor boreal que a mi vida naces
despejas las sombras dentadas
y a mis manos rosas le nacen.  


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