Nadie sabe
Nadie sabe de mi pañuelo
de tu nombre en la arena,
de recoger pedazos rotos,
y reconstruir de puntillas
las apetencias del mimbre.
Es solamente sal destilada
de las quejumbrosas olas,
venidas a bailar horizontes
reflexivos, del mirar plano
de las noches sin estantes,
para guardar recuerdos.
Nadie sabe porqué hablo
palabras con guía y mapa,
del destino cifrado en mito.
Si es jeroglífica la historia,
suspicaz la tinta que escribe
sus códices para la verdad.
Nadie sabe el sabor ocre
de la cifra suma convenida,
si es explotada a voluntad.
No, nadie sabe lo que siento,
de los fariseos que me hieren.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"