Prisa
Se va la prisa con su prisa,
no se para oler el perfume
del sereno espacio dormido,
de la apaciguada calma
de los días por amanecer.
Yo, suspensa, miro el olvido.
¿Por qué tanta prisa, prisa?
Si aún no se agotó tu tiempo,
y sin saber de dónde vienes,
tampoco hacía dónde vas,
te alimentas de tú hambre
sin aprender a mirar atrás.
Descansa el plácido rellano
de las costumbres oxidadas,
de la velocidad de tus pies.
Sus sentidos sin prisa, prisa,
en un atardecer adormecido
a un grato hechizo se someten.
Y queda el tiempo sin reloj
desahuciando la prisa, prisa.
Por eso a soñar no aprendes,
a llorar los amores anónimos
que trenzaron sus lágrimas
tras las huellas de tus pies.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"