Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 17 de marzo de 2016

Canto de despedida


Canto de despedida

Nadie sabe la nota del canto perfecto
suscrita al crepitar del agua,
repiqueteando un ritmo inagotable
lacrado al latido de la eternidad.
A la vida desgatando mis pasos
le voy a confesar mis horas vencidas.

Me tiene el amor en su agenda
en la memoria de su breviario.
Se llama piedad el falto momento
tan alienante al mutilar mi sentir,
y no se insulta con mi seca lágrima
ausente en el espejo de sus ojos.

En ese momento estamos solos
cuando la sombra se espesa
alargando los prófugos árboles
desenredando la alarma en sus ramas
y son sus raíces las acunadas
bajo la tierra que alquila el responso.

Trémula luz asustada de la oscuridad
tiene solo instantes de sosiego
hasta olvidar los matices del color.
Llamará después al recuerdo
un nombre de cuerpo ausente
para un mundo obstinado en verberarse
hastiado de la flor de la fugacidad. 

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