Quiero ser
El oasis que refresca tu desierto, quiero ser
hombre hastiado de la insolidaria
arena.
Brisa besando tu sembrado de
voluntades.
Nunca una palabra diamante
cortando el aire,
si, ese susurro del verbo avivando
la sangre,
que la haga latir desenfrenada en
tu oído,
como una salvaje marea al
estrellarse.
Imaginación sin textura, calor y
sabor
corazón de pájaro bajando en
picado
desde la rama más alta del árbol,
sientes.
Te despertaré de ese sueño altivo
y distante
en las horas que la luz de la
luna baila
arrojando su hechizo en mudo
soliloquio
a través de los brazos desnudos
de noche.
Por ti, al pellizco frío del
viento de la soledad
aré un arnés con espigas de trigo
maduro,
a la obsidiana de corazón henchido
de indolencia
que el pan lleva alma y es tierno
al paladar.
y mis manos saben de caricias bajo
la piel
vencida por solitario navío del perfil
de tus ojos,
tanto como de semillas en el jardín
de los besos.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"