Frío
la mañana volvió nevada
hastiada de luz brillare
tanto que me quemó la mirada,
..., y yo le pregunté
¿Por qué me regalas este frío?,
Nada me respondió en sus ojos
solo un viento quieto en su trono,
vuelto en su ropaje de dueño y señor.
Entonces quise ser la estalactita
blanca, brillante, y descolgada
de los brazos secos del almendro…,
y dormir, dormir su frío inhóspito
amancebado con mi carne.
Será así como podré despertar
al radiante sol del medio día de la vida
sin que las arrugas me sangren…