Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 29 de septiembre de 2018

Volver



Volver

Te recuerda la tierra
al igual que a mí luego
la ceniza inexorable
lo hará en el frío tiempo.
Sabe el lloro apaciguarse
elevando las manadas
de nubes al techo raso.
Dormitaran allí, su deber
hasta una nueva partida
escapadas de sus rediles.

Cuantas veces te desnudó
la brisa con su gentil mirar,
te beso los primaverales
pétalos en tus amanecidos
días de lavandas, lloviznas
aromáticas incesantes
en los laureles del cómputo
de la edad, que aún te pide
contarte los años vencidos
sin la firma de tus huellas.

Contra el espesor rosado
de la ausencia insolvente,
no podemos las victimas
fabular un pan asequible
a tanto preso del silencio
enamorado de la soledad.
Tú sabes servir espacios
al cuerpo de la distancia,
enumerarte en mis tejidos,
brote de ti, y a allí volveré.


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