Cada ser humano es todo un
universo por explorar, tiene tanto que ofrecer al mundo, por muy sencillo o
simple que nos parezca, pues nadie es sencillo en ese sentido, como no estemos
hablando de su capacidad de medirse en igualdad con el resto de las personas,
por muy grande que pueda ser su capacidad intelectual, social, económica, artística…,
ya he dicho muchas veces, ninguna persona es más que otra, por muy fuerte que
sea su poder, al final, es solo un vulnerable y asequible mortal.
Mi mente creativa, siempre ha sentido una gran necesidad de conocer, de saber del otro todo lo que pueda, y aquí siempre haré un inciso, “jamás sin tocar su intimidad”, eso es sagrado. Si, su pensamiento, su sentir hacía las cosas y la vida, acceder a eso te aporta una riqueza impagable, pues no viene escrita en ningún libro, para acceder a ello, está ese otro registro, otra forma de vivir el amor, la amistad. Encontrar amistad, la verdadera amistad, sin mascara ni disfraz, es hallar un tesoro, y cuando lo encontremos, hay que mimarlo mucho, para no perderlo, es una flor frágil, que fácilmente vapulea las inclemencias de los temporales de la vida.
Es cierto, que como todo, la amistad tiene ciertos matices escritos en la palma de su mano, que le imponen barreras, límites, que como siempre marcan los prejuicios. Si miramos hacia atrás, podemos ver que no hace mucho tiempo una diferencia social, económica, suponía un obstáculo, y otras muchas cosas, como las tendencias sexuales, el color de la piel, tantas y tantas que no solo la han mancillado, la han complicado, privándonos de algo insustituible para nuestro crecimiento emocional, e incluso intelectual, me atrevería a decir.
Hay una amistad, hoy aceptada a simple vista, pues siempre deja una aureola de duda a los que la observan, sopesando la posibilidad de, si se queda en amistad, o hay algo más, la amistad entre hombre y mujer. Para mí esa amistad es algo que siempre desee tener, la de verdad, sin connotación sexual alguna, pues entonces no la concibo como tal, y no la quiero con límites, la quiero con puertas abiertas, con ventanas que dejan pasar el aire, tal como mi heterosexualidad me permite tenerla con una mujer. Puesto que así es la única forma de poder ser amigo de verdad, y conocer al ser que lleva dentro, un ser con una visión de la vida, se quiera admitir o no, diferente a la de la mujer, y que en mi condición femenina necesito para comprender, ver la vida desde ese otro perfil, y es tan complicado, que el fracaso es lo que el pincel pinta sobre el lienzo la mayoría de las veces…, me pregunto…, es tan difícil obviar a la mujer, por la de persona?, Solo hablo un idioma, y mis sinónimos, no son antónimos, si se es amiga, se es amiga, de corazón, jamás otra cosa, y no lo digo por lo puedan decir las lenguas tóxicas, que eso como la pudorosa vergüenza, se sirve de ensalada, o de entremés.
Mi mente creativa, siempre ha sentido una gran necesidad de conocer, de saber del otro todo lo que pueda, y aquí siempre haré un inciso, “jamás sin tocar su intimidad”, eso es sagrado. Si, su pensamiento, su sentir hacía las cosas y la vida, acceder a eso te aporta una riqueza impagable, pues no viene escrita en ningún libro, para acceder a ello, está ese otro registro, otra forma de vivir el amor, la amistad. Encontrar amistad, la verdadera amistad, sin mascara ni disfraz, es hallar un tesoro, y cuando lo encontremos, hay que mimarlo mucho, para no perderlo, es una flor frágil, que fácilmente vapulea las inclemencias de los temporales de la vida.
Es cierto, que como todo, la amistad tiene ciertos matices escritos en la palma de su mano, que le imponen barreras, límites, que como siempre marcan los prejuicios. Si miramos hacia atrás, podemos ver que no hace mucho tiempo una diferencia social, económica, suponía un obstáculo, y otras muchas cosas, como las tendencias sexuales, el color de la piel, tantas y tantas que no solo la han mancillado, la han complicado, privándonos de algo insustituible para nuestro crecimiento emocional, e incluso intelectual, me atrevería a decir.
Hay una amistad, hoy aceptada a simple vista, pues siempre deja una aureola de duda a los que la observan, sopesando la posibilidad de, si se queda en amistad, o hay algo más, la amistad entre hombre y mujer. Para mí esa amistad es algo que siempre desee tener, la de verdad, sin connotación sexual alguna, pues entonces no la concibo como tal, y no la quiero con límites, la quiero con puertas abiertas, con ventanas que dejan pasar el aire, tal como mi heterosexualidad me permite tenerla con una mujer. Puesto que así es la única forma de poder ser amigo de verdad, y conocer al ser que lleva dentro, un ser con una visión de la vida, se quiera admitir o no, diferente a la de la mujer, y que en mi condición femenina necesito para comprender, ver la vida desde ese otro perfil, y es tan complicado, que el fracaso es lo que el pincel pinta sobre el lienzo la mayoría de las veces…, me pregunto…, es tan difícil obviar a la mujer, por la de persona?, Solo hablo un idioma, y mis sinónimos, no son antónimos, si se es amiga, se es amiga, de corazón, jamás otra cosa, y no lo digo por lo puedan decir las lenguas tóxicas, que eso como la pudorosa vergüenza, se sirve de ensalada, o de entremés.
Feliz tarde… Gracias a todos… Besos
Escríbeme un cuento
Escríbeme un cuento,
tú, y que me lo crea,
así, escrito te tendré.
Oyes el eco del silencio
mirándome de frente,
sabes verme en verso,
lees como nadie puede
el abierto antónimo
que nunca será línea
callada o destello verde
del color de mis ojos.
El perfil es irrevocable
de ese misterio elíptico,
despertado flagrante,
ayer, de lanzas de acero,
pues es destino, estrella
separada del perfume
de los dioses del casual
ahora, y para siempre,
guarda en sus brazos
el beso de sombra triste
que nunca te he dado.
Las profecías escritas
Jamás nos nombran,
¿Para qué?, Tú lo sabes,
al igual que la luz pierde
su fuerza al dormir el día.
Nunca podremos hacer
bailar a la luna serenata
alguna, o vestirnos
la límpida desnudez
del alma enamorada
con los luceros del alba.
Escríbeme un cuento…
Al menos para mi ha sido imposible, he sentido afecto y hasta compañerismo hacia alguna mujer por la que no tenía deseos sexuales, pero no pasó de eso, la amistad es algo prolongado en el tiempo y eso a mi no me pasó. Demás está decir que si una mujer me gusta, la amistad allí ya no existe para mí.
ResponderEliminarMe resulta imposible separar la estrella del perfume de los dioses. En todos los casos en tu poema hay una bella profundidad.
Besos.
Hola Navegante…
EliminarMe agrada muchísimo que tú lo hayas conseguido, en mi caso, no es que no haya sido así, lo que ocurre, es que siempre se me ha desviado por el otro sentir, quizá de forma de ser, cercana, que no me impide tratar por igual, al hombre y a la mujer, ha dado pie a confusión, no lo sé…, lo cierto es que después de algo así, se crean sombras en una relación, dejas la herida del rechazo, y nunca ya vuelve a ser lo mismo…
Gracias amigo…
Besos