Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 13 de junio de 2016

Perdón


Perdón

Soberbia de curtida piel,
amanece para ti la mañana
con una nueva embajada,
será así hasta caducar tu visado,
¿Y después qué?
Aquí en este corazón herido
se derramaron muchas lágrimas,
como semilla, solo la sal quedó. 
No brotará después la flor del amor
en ese diezmado campo de arena.

Hoy me despierto en tu vacío,
con el hábito de no sentir nada.
Hago una propuesta al derroche,
para que el perdón no me agote,
lo firmaré para siempre, extendido
al frío sin abrigo, al hambre sin pan,
a las guerras contra las víctimas.
También al perro perdonaré,
ya no me duelen sus ladridos,
tampoco sus vastas dentelladas.

Extraña paz del día después,
están conmutadas todas tus deudas
el perdón te exime, para tu descanso.
¿Y del dolor causado qué?
No volverá el niño de la muerte
a buscar el pan que sacie su hambre,
tampoco encontrará el mendigo
su abrigo que mitigue su frío.
Ni la guerra librada evitará,
haber dejado huérfana la vida. 

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