Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 4 de mayo de 2016

Siete cielos


Siete cielos

La pena tiene callados jardines,  
sin voz  en los brotes de sus flores
al otro lado del alivio de la verja.
Recordar la travesía del agua
en la bahía de la almohada
donde tú serenas mis parpados,
en la tramontana de la vejez.

Abolir  el eco de las huellas,
si la sequía se vuelve insultante.
Respuestas que nadie sabe,
ni la esperanza en el verbo
cuando el amor se muere 
y el olvido es un dintel de nieve
en la impotente raíz del deseo.

Justicia que mira a otro lado.
Ríos de soberbia cruzando valles.
Llantos en el réquiem del ocaso,
si los trigos son lagos de arena.
A lo lejos,  el respeto se exime
dejando indiferente la escarcha
al calor del gesto del alba en llamas.

Siete cielos y unas tantas hojas
lleva en la boca un “te quiero”.
Bajo las estrellas yo te busco,
estigma que me tatúas la piel,
regálame el imperio de tus manos
allá donde la noche me muerde
con vacías estatuas de silencios. 

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