Memoria
El candor no es
un bosque espeso
al que no le encuentras
la cabeza,
ni una fragancia
rara la perfección
a la que buscas
como piedra filosofal.
Sabes de la
primavera en el campo,
de esa gélida incertidumbre
del trigal
cuando el estío seca
su mar verde,
sin la frescura sonriente
de la amapola.
No hay altares honrando
tu memoria.
La música y las
flores la envuelven
bajo el humo que
evapora el otoño
de una esperanza
de pólvora ebria.
Golpea el ritmo
de la sangre en las sienes
a una luna
borracha de amores.
Pálido frío que
a ti besa los párpados
olvidando limpiar
sus labios de muerte.
Puedes callar la
lluvia con tu silencio
Y sin embargo el
viento gira y gira,
alrededor de una
danza de réquiem
sin abrir el
ánfora de la luz eterna.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"