Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 20 de mayo de 2016

La voz palpita


La voz palpita

De vez en cuando la voz mira distraída.
Grietas sutiles se abren en su aire.
Al uno y al otro lado, desatado galopar
descubre la loma del clamor huérfano.
Las ataduras del deseo rasgan su piel
Cual dragón sobrepasando sus horarios.

Hay un espacio abierto estremecido,
allí quisiera buscar un refugio que respire.
De manos gozosas que no se detengan
en incertidumbres ajenas a su origen.
La fortaleza es mi centinela, palmo a palmo
enrarece la arquitectura de mi templo.

Rumor gozoso de ser bajo mis pies,
generoso de dicha, de música incierta.
Me llama desnudo en su canto verde.
Enfebrecidos, húmedos sus besos
escapan, vuelven, y ávidos me piden,
soñar juntos el brillo que riela el alba.

La frente del sol canta a las rocas.
El azul enloquece la virginal calma.
Larga espada hunde su tangible mano
en la belleza del hemisferio dulce,
donde mis ojos hablan con los astros
del único amor que mi meridiano invade.



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