Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 30 de mayo de 2016

Cuarenta y tres


Cuarenta y tres

Escondido, sin descifrar tras la piel.
Sin cortejo, sin tímidos cánticos
en la claridad vencida del paisaje;
un cuarenta y tres es un número
que solo tú y yo sabemos, que sabe,
construir un sueño inalcanzable
de vivo nombre entre las espigas
con su séquito de hierba herida
sangrada por un viento suave.

Construir azucenas en tu bosque,
perfumar sus espejos con poemas,
evitando el agobio de sus arroyos,
ahí, donde el aliento de sus aguas
se desnudan de angustias estivales.
Luminosa me purifica la brisa,
me siento una promesa dulce,
dejando pinceladas nostálgicas
en el alma de tu intima noche.

Retorna la palabra, tu palabra
como voz de música floreciente.  
Espacio, luz presentida de tus ojos,
soñarte a ti, en tus manantiales
como un bien de sabor a sueño.
Convertirás el desmayo del alba
en hermosa claridad policromada
asediada por francos amaneceres,
exentos de harapientas tristezas. 

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