Amantes
Este árbol calienta
sus ramas.
Vigor redimiendo
su tronco,
por no hacer de su
sombra
redobles donde
caen sus sienes.
A raya, que no a
desigual horda
la paloma desordena
su vuelo.
Existen momentos
fríos,
a ellos se remiten
los placeres
de guadaña de hojalata.
Pudor de eterno sonrojo,
precisamente tú condenas
al sexo por
promiscuo.
Inocencia de la
virtud,
que ya la
palabra extraña.
La belleza puede
ser pasión
deseo diluido en
su fuego.
Grávido en sus latidos
de ángel
destronado.
Lo amores acechan,
corren
por las aceras
del tiempo,
y en su
precipitado caminar,
a veces se
detienen, miran,
sacan el pan de
su trigo
para alimentar el
alma.
Amantes volubles,
volátiles,
construyen un
sueño
ladrillo, a
ladrillo, sin cemento.
Desnudan amaneceres
eternos
con la fiebre de
su realidad
exudando sus
cuerpos.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"