Liberación
Un bosque de ideas enmaraña mi cerebro,
un fulgor frío atravesando sus calles,
enardece mis dedos entre sus frondas
mientras anochece en la frente de tantas soledades.
El lamento de los astros se oye en la senda lunar.
Alma de una noche que espía en una triste sinfonía,
llanto del mirlo en dialogo con el otoño enmudecido.
Por fin ebrio de nostalgias despierta en espinoso llanto.
Se me olvida que el umbral de piedra
no es mi hermano, más bien un hombre
de minutos abatidos en su negra locura,
que hace del llanto un martirio púrpura .
La bondad me mira con ojos nocturnos
movida por un Dios consagrado en pan y vino
mientras este verano impone su reino
pensativo, susurrante, tan escaso de flores.
Me llega la calma, tan llena de atardeceres,
donde solo las húmedas sombras
agazapadas en sus silenciosos albergues
restan brillantez a los cristalinos arroyos
alimentando el verde en el vuelo de los pájaros…
Blanca, blanca de libertad.
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