Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 1 de junio de 2015

Sin ti

Se dejan preguntas en el aíre, en la necesidad de una respuesta que no sangre, sobre todo aquellas que no tienen una respuesta factible, por muy humana que sea la sangre que corra por sus venas, y de esas hay tantas. Algunas de ellas me inquietan mucho, por ejemplo, ¿Existen los hijos de primera y segunda clase, para un padre o madre?, O ésta otra, ¿ Son menos importantes unos hijos que otros, por no haber sido engendrados dentro del seno de una pareja?, ¿Se puede olvidar que tuviste un hijo, y vivir con ello, porque así te supone menos problemas para tu vida?....
A los hijos no les hacemos firmar un contrato aceptando nacer, si bien tampoco es algo que muchas veces se decida, siendo más bien la consecuencia de un acto no controlado, sin embargo me atrevo a decir, que es el fruto de nuestra conducta, y a ella nos debemos, y nos debemos con responsabilidad y abandonar a un hijo, nunca lo será. Dice muchas cosas de las personas que lo han hecho, lo hacen, y lo harán, para mi, a pesar de lo frecuente, es uno de los actos más bajos en el cual un ser humano puede caer, pues un niño, siempre necesita algo más que dinero que cubra sus necesidades, necesita sobretodo sentirse querido y protegido por sus padres para ser un adulto emocionalmente sano, y el abandono de uno de ellos, le marcará para siempre....
Siento mucho ser tan radical en ese sentido, para mi mis hijos son la luz de mi vida, por encima de todo y de todos y siempre he dicho y diré, que el que ose en tocármelos que nunca se ponga en mi camino....


Sin ti

Me bebo las palabras
las lágrimas no derramadas,
todo por una luna que se me niega.
Cada partícula de mi ser
se derrite contigo
en el despido de tu cielo enfermo...,
y tú eres mi sueño despierto,
que muere en esa marea confusa
de tacto, sabor y olor…

EL olvido, sí, el olvido
deja el sentir dormido,
a expensas de que si agoniza,
lo abrazará la fría muerte.
Y ya no habrá oportunidad
para el amor, ni para el dolor,
en la  placida noche
donde la luna nos regala sus ojos…

Embriagada en un mar de vino
quiero sufrir esta detallada
de tu cruenta ausencia.
Vivir el delirio de sentirte en mí,
fundiendo nuestros cuerpos
como si no hubiera un mañana… 

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