Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Cae ceniza bajo la lluvia

Este es el primer poema que leí en el tercer encuentro de Poetas Andaluces De Ahora, celebrado en Granada el pasado sábado día 22 y que después formará parte de una antología que se publicará como broche de oro, que sella esa jornada para la posterioridad... 
Es un poema rescatado, en dos sentidos, pues la segunda estrofa y última en su principio fue un impulso que brota al calor de un sentimiento que se necesita canalizar de alguna forma antes que te desborde el alma cuando la inunda el dolor. El dolor por aquellos que han formado parte de nuestras vidas, y que ya han dejado de ser presencia física en ella y para el mundo, dejando una huella imborrable hasta el final de nuestros días... después lo rescaté con vistas a este tercer encuentro y en honor a una poeta amiga fallecida hace un año integrante de este grupo poetas Ana María Rodríguez Melguizo. A tal objeto añadí la primera estrofa que hace del poema un homenaje al poeta eterno cuya voz, nada ni nadie podrás silenciar, pues “siempre vive en sus versos”…como así es y será en el caso de Ana María.... Gracias todos.





Cae ceniza bajo la lluvia

Cae ceniza bajo la lluvia
en el triste quejido de tu cielo.
El tiempo se marcha de tu vida
con la prisa presionando sus pasos…,
no oigo las campanas repicando
para que el olvido te dé la bienvenida.
No tiene la muerte en su maleta
una mortaja que apague la voz de la letra,
y tu inmortal canto no conoce el silencio
porque es insignia la palabra del poeta.
Ahí donde el recuerdo hace su memoria
antes de escribir su último capitulo
no podrá apagar el fulgor de tu historia.

Y Cuando la tierra haga su inventario,
los almendros estarán dormidos,
seguro que retrasaran su floración
y en su defecto, reflexionarán.
Serán las semillas de tus sentimientos
que se prepararan para germinar
en tu jardín de voluntades.
Imperecederas serán tus flores
en ese sembrado de recuerdos,
que mantienen por siempre
tu llama encendida a luz de la tierra.
Y mientras dormita tu reloj
antes de romperse bajo la noche eterna,
volverá a caer ceniza bajo la lluvia…


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