La lluvia
Me dicen que la lluvia nació
un día de presagioso viento
de útero tumultuoso y enfurecido
con desaires de fuego en sus venas.
Que era la herida sangrante del alma
la que conjuró sobre sus pestañas
un bálsamo torrencial de aguas saladas
como manantial subterráneo en su mirar.
Es la lluvia la que ahora tiene sueño.
Lagrimea bajo un tupido velo
de doncella prejuiciosa y puritana
languideciendo a luz de la mañana.
Porque no respira el vértigo
de los mares, arroyos y lagunas
en la diáfana memoria de la tierra.
Porque no respira la luz del universo.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"