Lasitud
Me dicen que no miro al mar
que es el mar el que me mira,
grandioso, dominante, e interminable
marea de sueños, de grandes olas
golpeando mis emociones, furiosas.
Pienso en lo absurdo como cierto,
y me digo distraída, si encontré en verdad
un lugar en tu celoso corazón.
¡Que me guarde en un palpito!
Mientras oigo el desmemoriado reloj.
Hace tanto tiempo que abrí la puerta
en la tupida niebla de mi recuerdo.
Cansados murmullos distraen la muerte
del irónico cansancio de la inteligencia,
en el aire limpio y frío de la estrella
que rige cada momento de mi vida.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"